Publicado el 27 Septiembre 2018, por Javier Jiménez
Cada año, en algún momento entre la cuaresma y el Corpus, mi abuela templaba agua en la hornilla de la cocina y la iba removiendo, lentamente, mientras volcaba tazas de porcelana metálica llenas de sal. Después, añadía la cal hidratada y lo mezclaba todo hasta que adquiría una textura parecida a la pintura aguada. Era entonces cuando encalábamos la casa.
Nosotros, y todo
el pueblo. Porque como habían hecho antes romanos, andalusíes y cristianos
viejos, eso de vestir las calles de blanco y engalanarlas de geranios y
gitanillas no era una de las pocas formas que
teníamos de huir del calor como alma que llevaba el
diablo.
Luego vino el aire acondicionado y lo cambió todo.
Tantos siglos huyendo del calor
Nos
dio la vida y, a la vez, nos la llenó de problemas. Porque los aires
acondicionados y otros métodos parecidos no sólo consumen cantidades ingentes
de energía, sino que, a menudo, requieren el uso de productos dañinos para la
capa de ozono y el calentamiento global. Lo he comentado más de una vez: la
paradoja de la Afortunadamente,
no es la única alternativa. Se trata de lo que los expertos llaman
'enfriamiento radiactivo diurno pasivo' (PDRC, por sus siglas en inglés), un
fenómeno por el cual una superficie puede enfriarse al
reflejar la luz del sol e irradiar calor a la atmósfera.
Es decir, un tipo de superficies se suele producir una pérdida calor neta,
incluso bajo la luz del sol.
Se trata de
superficies con una alta reflectancia solar y una alta emisión térmica. Algo
que lleva la lógica del encalado tradicional de mi pueblo a un nivel capaz
de competir con los aires acondicionados.
Suena bien, pero una cosa es decirlo y otra es hacerlo.
Un nuevo polímero
Efectivamente, desarrollar este tipo de superficies ha sido todo un reto.
La mayoría de propuestas que se han hecho hasta ahora eran caras, complejas,
inaplicables o todo eso a la vez. Pero un grupo de investigación de la
Universidad de Columbia que puede darle la vuelto a todo esto.
Han
desarrollado un recubrimiento PDCR exterior de
alto rendimiento que actúa como enfriador espontáneo. Se trata
de un polímero poroso que dispersa y refleja la luz solar debido a las
diferencias en el índice de refracción entre los huecos de aire y el polímero
circundante.
Antes
decíamos que es necesario conseguir una alta reflectancia y una alta
emisión térmica: y ellos han conseguido el 96% en la primera y
el 97% en la segunda. Unos datos buenísimos. Tanto que los investigadores ya
están en conversaciones con la industria.
Sobre todo,
porque aplicarse como pintura en techos, edificios o, en general, cualquier
cosa que se pueda pintar. Las pruebas que han realizado muestran que el
polímero consigue rebajar 6 grados en el desierto cálido
y árido de Arizona y 3 grados en el ambiente húmedo y tropical de Bangladesh.
¿Lo veremos
pronto en el mercado? No está claro: los caminos de la industria son casi
inescrutables. Pero todo pare indicar que sea este polímero o sea otro es una
tecnología que está a punto de llegar. "Ahora es un
momento crítico para desarrollar este tipo de soluciones",
dicen los autores. Y llevan razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario