La fiebre de compartir sin
leer en Twitter
Una simple acción como un retweet conlleva
mucho más de lo que aparenta, diciendo qué hacemos, qué nos interesa, a quién
respaldamos, qué posición tenemos frente a ciertas persona o tendencias o
cuáles son nuestros retos futuros.
“¿Somos lo que tweeteamos o lo que
aparentamos ser?”
Es una pregunta a la reflexión de cada
profesional o empresa para analizar si ha caído en querer mostrar públicamente
a través de una red social como Twitter aquello que verdaderamente es o aquello
que ha querido transmitir. Y a través de este pensamiento, si es capaz de hacer
la analogía a su ecommerce: ¿vendemos al cliente lo que nos interesa o lo que
le interesa a él?
El
fenómeno de compartir sin leer
Bajo este punto de partida introduzco esta
creciente (aunque no nueva) tendencia de compartir sin leer, algo positivo en
difusión pero negativo en branding.
“Compartir un tweet sin leer su contenido
desprestigia nuestra marca personal o corporativa, pues lo que no se conoce no
se puede medir y valorar”
¿Viralizar
un contenido es siempre positivo?
Sí y no, como muchas cosas. Es evidente
que la difusión y repercusión que pueda tener ayuda a generar imagen de marca
más allá de los círculos habituales. Ahora bien, dejar en manos de métricas
cuantitativas un análisis completo sería empobrecer las conclusiones.
“Para analizar si la viralización extrema
de ciertos contenidos es positiva o negativa, hace falta cruzar métricas y
variables cuantitativas con otras de corte cualitativo”
Para ello propongo un ejercicio apoyado en
la analítica web y social orientado a aquellos profesionales o empresas que
generen contenidos regularmente. Simplemente cruzando datos como las veces que
se ha compartido en redes sociales un artículo y el número de visitantes
generados, así como el tiempo en página y otras métricas de interés puntual, se
puede llegar a comprender mejor
¿Qué ocurre con esta teórica KPI difusión
social / lectores únicos? La curva dibujada seguramente empiece a dibujar el
fenómeno de compartir historias que desconocemos, alejando el óptimo del máximo
nivel de difusión precisamente.
¿Existe una correlación precisa entre el
número de veces que se ha compartido una publicación, artículo del blog o
noticia y el número de lectores que hemos atraído, el tiempo que han estado de
media en la página o la tasa de microconversiones?
Seguramente no la haya, o como mínimo
sucede que a no ser que se llegue a puntos de difusión muy elevados respecto lo
habitual en nuestra web o blog, el aumento en la viralización no afecta
positivamente a la calidad del tráfico que se atrae.
Es por ello que os animo a que hagáis este
ejercicio analítico y saquéis vuestras propias conclusiones sobre el efecto que
tiene la fiebre de compartir sin leer en Twitter en vuestra página.
¿Cómo
afecta a la calidad de los contenidos esta tendencia?
Aparentemente no debería afectar, pero
cualquier cosa que mueve un volumen importante de gente (para el caso, el
segmento “gente que comparte sin leer”) acaba provocando una situación de la
que algunos procuran aprovecharse.
La tasa de calidad de los contenidos
compartidos depende de multitud de variantes, pero una de ellas ya ha pasado a
ser el efecto viral de esta práctica. Saber que hay gente esperando tweets que
enganchen por título y no por contenido puede hacer que se creen estrategias
orientadas a satisfacer estos perfiles concretos.
Las empresas, bloggers o demás generadores
de contenidos pueden tener la tendencia de crear contenido pobre pero de título
atractivo tras analizar que la tasa de difusión depende más del segundo aspecto
que del primero.
“En el equilibrio entre un título o tweet
atractivo y un contenido que merezca una elevada difusión estará en la mayoría
de casos el óptimo”
¿Cuál
es el riesgo de dejarse llevar por esta moda?
Bajo la creación de contenidos que rebajen
la calidad en detrimento de una mayor viralización y cantidad en volumen está
el posicionamiento de una imagen de marca superficial. Si entendemos que cada
uno somos una marca, potenciar su calidad es la forma más directa hacia el
éxito profesional.
Es por ello que resulta indispensable
validar cualquier contenido a través de una lectura comprensiva que reduzca el
ritmo de veces que compartimos pero que recupere un posicionamiento de marca
personal acorde con lo que deseamos, abandonando así la práctica de compartir
historias o contenidos que desconocemos.
¿Qué
dicen de nosotros nuestros tweets?
En el mundo personal, mostrará a nuestros
contactos, círculos y familiares el tipo de pensamientos que tenemos muchas
veces, aquello que nos interesa, qué nos irrita, dónde estamos y demás
información puntual.
Ahora bien, en un perfil profesional como
el que me interesa abordar en este artículo, cualquier tweet puede significar
mucho más de lo que luego queramos explicar a un cliente, proveedor o incluso
en una entrevista de trabajo.
Imaginemos que compartimos un tweet cuyo
título nos ha llamado la atención pero no advertimos que es altamente
promocional, está mal redactado, es excesivamente corto y superficial o bien
contiene imprecisiones de contenido que no hubiéramos aceptado tras leerlo. La
imagen que generamos alrededor de un perfil de Twitter profesional o de empresa
se verá mermada tras este hecho a través de todas aquellas personas que hayan
confiado en nuestro criterio a la hora de seleccionar los tweets que
compartimos.
“Menos confianza de nuestros seguidores
supone un descenso en las ventas o posibilidades de negocio a medio y largo
plazo”
La
mentira del “luego me lo leo…”
Podemos estar tentados a compartir algo
que en apariencia es de calidad y tiene una difusión previa importante, pero
que no tenemos tiempo para valorar en el momento de hacer el tweet.
La falta de tiempo para leer aquello que
nos interesa es una realidad con la que convivimos la mayoría, pero que no debe
arrastrarnos a rebajar el listón de nuestros filtros, afectando así a la imagen
que reflejamos.
Porque tras el “luego me lo leo…” suele no
haber nada. Ese tweet queda online, el artículo o contenido sin leer, y al día
siguiente volvemos a vivir la misma situación.
¿Es
Twitter la red con un índice de calidad de contenidos menor?
Para nada, lo que sí sucede es que la
sobreexposición que vivimos en Twitter hace que el sentimiento de calidad quede
más difuso, y entremos incluso en una etapa de desconfianza hacia esta red
social, donde acabamos mirando más el quién y que no el qué.
En otras redes sociales este
comportamiento no es tan extensivo por la propia naturaleza de dichas redes,
mucho menos orientadas a difundir en cantidad sino en calidad.
“Un uso profesional de Twitter nos
obligará a decantarnos entre ser meros generadores de tweets y retweets, o bien
generadores de conocimiento e interés para una comunidad”
¿Hacia
dónde lleva esta práctica de compartir sin leer?
Como toda acción masiva, siempre suelen
beneficiarse los mismos: los que no abandonan la calidad.
“Cuando los mensajes se masifican e
incrementar el CTR en redes sociales es una batalla diaria, el quién acaba
imponiéndose al qué”
Por este motivo, el lector del futuro no
leerá tanto por artículo o contenido, sino por recomendación. Clasificaremos
(muchos seguro ya lo hacéis) entre aquellos que seleccionan sus tweets y los
que difunden para abarcar cuota de timeline. Más importante que la procedencia
o el origen de un texto será quién nos lo ha recomendado. Nada que no hayamos
vivido en el terreno de los ecommerce y del que se nutren estrategias como el
inbound marketing.
¿Y tú? ¿Compartes sin leer o validas tus
recomendaciones?
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