La gula por la información
YOROKOBU
Muy pocos adictos reconocen que están enganchados. Cuando, además, la
adicción se asume como normal a causa de la frecuencia con la que se produce,
el problema es aún más difícil de detectar. ¿Somos adictos a la información? La
diseñadora Myra Wippler ha
querido mostrar nuestra insaciable necesidad de información de esta manera.
La sensación es familiar aunque no sea uno mismo el protagonista. Es normal
despedirnos del teléfono móvil ya bajo el edredón y recuperarlo aún con los
ojos pegados, por la mañana. No pasa nada. Lo hace todo el mundo. Tiene que ser
hasta positivo.
Lo cierto es que, aunque las cifras bailen según quién haga la encuesta, el
porcentaje de personas que no podrían vivir sin internet aumenta cada año.
El bombardeo de información y el constante enlace con los contactos que se
manejan en la agenda del teléfono se proyectaban en forma de tormenta en la
cabeza de la diseñadora holandesa Myra Wippler. Ella cuenta que durante el
final de su carrera en la Design Academy Eindhoven, su cabeza era «una
coctelera que mezclaba ideas, diferentes temas, soluciones y declaraciones que
se dirigían a un inevitable desastre».
Su violín fue el que ordenó todo en su mente. «Llevaba varios años sin
tocar. comencé a hacerlo y recordé casi cada nota de las piezas que conocía.
Tras una hora y media tocando, noté como el tornado de mi cabeza se reducía y
encontraba la paz».
Wippler admite que ese momento casi milagroso le hizo darse cuenta de que
en su vida cotidiana, el hecho de estar pendiente de sus redes sociales, de su
correo electrónico o de su Whatsapp hacía que su cerebro se entrenase para
centrarse en estímulos cortos y rápidos. «Una y otra vez», dice.
Así fue cómo tuvo la idea de crear Information Gluttony, una pequeña
película que le ha servido como proyecto de fin de carrera y que reflexiona
acerca de la inevitabilidad de permanecer conectados. «Sería genial que
pudiésemos procesar todo. sin embargo, sencillamente no estamos preparados para
ser tan extremadamente multitarea», opina
Wippler llama la atención acerca de fuentes de información que no dejan de
requerir la mirada de las personas. «Los medios de comunicación, Facebook,
Instagram o la publicidad tratan de captar nuestra atención a cada momento. El
problema reside en la manera de filtrar. Consumimos información como nunca
antes y creo quedebemos preocuparnos y ser críticos con las consecuencias de
este estresante estilo de vida».
A pesar del desolador retrato social que Wippler propone como objeto de
reflexión, la diseñadora se muestra optimista. «Creo que el problema se
revolverá solo», declara. «La tecnología se desarrolla rápidamente y espero que
la comunicación digital se vuelva más física».
Insiste en que no quiere que se le entienda mal. Es feliz utilizando
internet, pero insiste en la necesidad de «no tener la urgencia de comprobar
los mensajes y responderlos inmediatamente. Hay que priorizar».
The post La gula por la información appeared first on Yorokobu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario