El ingeniero y militar español se adelantó a Marconi al lograr transmitir por primera vez la voz humana a través de de las ondas electromagnéticas en 1902.
D.VALERA
El 15 de Agosto 1945 los japonenses escuchaban atónitos por
primera vez en la historia la voz de su emperador Hirohito, que les pedía dejar
de combatir a los soldados estadounidenses. El 11 de septiembre de 1973, el
presidente de Chile Salvador Allende, cercado en la Moneda por los militares
golpistas, se dirigió a los ciudadanos por última vez en un emotivo discurso.
El 30 de octubre de 1938, Orson Welles aterrorizó a miles de estadounidenses AL
INFORMArles sobre una ficticia invasión alienígena. Cada uno de estos míticos
momentos fueron posibles gracias a la radio, una herramienta que revolucionó
las comunicaciones y que tiene en Guglielmo Marconi su inventor oficial. Sin
embargo, no fue el premio Nobel italiano el primero en conseguir transmitir la
voz humana a través de las ondas. Ese priovilegio le corresponde a un ayudante
suyo: el español Julio Cervera.
Este brillante militar e ingeniero nació en la localidad
castellonense de Segorbe el 26 de enero de 1854. Su capacidad para las
matemáticas le llevo a estudiar ciencias en la Universidad de Valencia. Sin
embargo, pronto se alistó en el ejercito en la Academia de Caballería de
Valladolid y después en la Escuela de Ingenieros Militares de Guadalajara. Su
condición castrense le llevó a participar en varias expediciones en el norte de
África a finales del siglo XIX. Fue en la colonias americanas donde Cervera
mostró su valía en combate al defender el puesto de comunicaciones de Guamaní,
en Puerto rico, durante la guerra de Estados Unidos.
Una vez finalizado el conflicto es cuando empieza su etapa
como inventor. Interesado en los avances
producidos en la telegrafía sin hilos, obtuvo el permiso del Gobierno español
para trabajar en Londres junto a Marconi. En 1898 colaboró durante tres meses
con el investigador italiano y su ayudante Georgw Kemp en el desarrollo de
diversos intstrumentos de emisión y recepción de señales mediante teligrafía
sin hilos. El tiempon que trabajó en el laboratorio de Marconi le sirvió para
conocer de primera mano los últimos ayances en este campo. Y no tardó en
ponerlos en práctica.
Su propio sistema
De vuelta a España, ideó un sistema más sencillo que el de
Marconi que el de transmitir mensajes a través de unas maquinas con teclado.
Este ingenio fue utilizado y probado con
éxito por el Ejército español durante tres meses en los que estuvo
transmitiendo información entre Tarifa y Ceuta. Pero Cervera no se conformó con
la emisión de datos. Quería que fuese la voz humana la que volara por las
ondas. Y eso lo consiguió en 1902. En ese unas emisiones entre Jávea e Ibiza se
convirtieron en las primeras transmisiones de la voz humana por telegrafia sin
hilos, es decir, radio.
Por desgracia, esta hazaña de las comunicaciones no fue
apreciada por las autoridades españolas, enfangadas en las dificultades
socieconomuicas de la crisis del 98. Esta dejadez gubernamental contrastó con
las facilidades de Marconi para dar a conocer sus avances y patentar las
diferentes herramientas. La fluida relación con los políticos británicos y la
comunidad científica de la época le permitieron obtener un reconocimiento del
que Cervera nunca disfrutó.
En cualquier caso, el investigador castellonense no cayo en
el desanimo y siguió con distintos proyectos. De hecho, entre 1899 y 1914,
registró una docena de patentes entre las que se encuentra un sistema de
control a distancia considerado un predecesor de los mandos a distancia
actuales. Cervera falleció en el olvido en 1927. Tuvieron que pasar varias
décadas para que su figura fuera reconocida.
Los otros “padres” de las ondas
MADRID. Si hay un invento con multiples candidatos para su
paternidad, ese es la radio. Y es que a finales del siglo XIX la ciencia
derribaba una frontera tras otra a enorme velocidad encadenando las
investigaciones de diversos autores. A pesar de que Marconi aparece en todos
los libros escolares como inventor de este revolucionario medio de
comunicación, varios científicos se le adelantaron. Eso sí, el premio Nobel
tuvo la capacidad de apreciar las enormes posibilidades que ese ingenio otorga
y tuvo la valentía de comercializarlo. Pero, si hay unanimidad en que Marconi
no fue el creador de la radio, los expertos no se ponen de acuerdo en la
verdadera autoría del avance.
Uno de los candidatos a “padre” de la radio es el alemán
Rudolf Hertz. Este magnífico físico descubrió la existencia de las ondas
electromagnéticas. Sin embargo, Hertz, que también demostró el efecto
fotoeléctrico, no supo ver las ventajas de su hallazgo. De hecho, llegó a
asegurar que las ondas electromagnéticas no tenían ningún uso práctico.
El nombre de Nikola Tesla también está en la terna de candidatos
a la autoría de la radio. La figura de este ingente científico – minusvalorado
en su época y mitificado en la actualidad- siempre se relaciona con cualquier
avance sobre electromagnetismo. Tesna patentó un sistema de radio en EEUU en
1900. Pero la oficina de patentes finalmente concedió la patente sobre la radio
a Marconi en 1904. En 1943 la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos
reconoció a Tesla la propiedad de la patente. Demasiado tarde para desplazar a Marconi de los libros
de Historia.
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