Geolocalización: ¿cómo es
posible que el móvil sepa dónde estamos?
viernes, 21 de marzo de 2014 8:26
GMT
En la
actualidad el mundo está muy conectado. Móviles inteligentes que funcionan como
mini ordenadores con conexión a internet, cambian poco a poco la forma de
vivir. Bajo esa premisa, y con esos instrumentos, es poco probable que alguien
se pierda en mitad de la ciudad. Aunque es muy sencillo preguntar en la calle a
algún transeúnte por una dirección,muchos optan por recurrir a otro compañero fiel, el «smartphone».
Basta
con entrar en alguno de los servicios de mapas (Google Maps, Here, Apple Maps),
pulsar sobre el icono de «Mi ubicación» y ocurrirá la magia: la aplicación te
ubicará en mitad del mapa, en la calle específica. El usuario con esa
información puede emprender su camino o reajustar la ruta.
Los
móviles más nuevos (desde hace un par de años para acá) incorporan receptores
de GPS, o es decir, del Sistema
de Posicionamiento Global. Dichos
terminales pueden dar la ubicación exacta. Pero el móvil también puede saber
dónde está a través de otras señales, bien sea porque el GPS está apagado o porque el equipo no cuenta
con esa opción.
Un
teléfono móvil, explican desde «howstuffworks», es un sistema
sofisticado de radiocomunicaciones. Hay torres con antenas (estaciones
base) y la red se
dispone en múltiples celdas o células, que
se encargan de enviar
y recibir esas señales de radio. Los
móviles tienen trasmisores de baja potencia que le permiten comunicarse con la
antena de la estacion base más cercana.
Mientras
una persona de desplaza de un lado a otro con su móvil, el terminal va saltando de una
celda a otra en busca de «señal». Las
estaciones base se encargan de monitorizar la fuerza de señal del móvil. En
sitios más rulares o remotos, las torres de comunicación suelen estar muy
separadas y por eso a veces la señal es irregular, explican. La señal también
se puede interrumpir en lugares con muchas montañas o edificios altos.
Un móvil sin GPS puede proporcionar información de su ubicación, esto
gracias a la forma en a que se comunica con la red de telefonía en general. Un
ordenador o una aplicación en el móvil puede determinar la localización gracias a tres cosas: la
aproximación a la torres de telefonía; por el tiempo que tarda la señal en ir
de torre a torre y por último, por la fuerza de la señal recibida. La
localización ocurre gracias a la multilateralización (triangulación, combinación) de las
señales de radio entre (varias) torres de radio de la red y el teléfono.
Este
método sin GPS es menos preciso. Esto debido a los múltiples obstáculos que se
pueden atravesar en el camino de la señal, bien sea árboles, edificios,
montañas. Es por eso, que programas como Google Maps en el móvil, generalmente recomiendan encender el GPS para
obtener información más precisa.
En caso
de no tener esa opción, la aplicación también advierte del margen de error (en
metros) que puede haber en la localización. Esa inexactitud también se plasma
en otras aplicaciones, como Facebook (móvil), que permite hacer «check» en el
lugar desde dónde se escribe el post, o Facebook Messenger, que
informa sobre el sitio dese dónde llega el mensaje.
Cuando
no se tiene activo el GPS muchas veces la localización toma como referencia la
torre más cercana de telefonía y por eso aparece un pueblo, barrio o calle
distinta a la que está la persona, aunque, generalmente está relativamente
cerca.
¿Cómo
funciona con GPS?
El Sistema de Posicionamiento
Global (GPS) es una red compuesta por cerca de 30
satélites que orbitan la Tierra a una altitud de 20.000 kilómetros. Según
explican desde Intitute of Physics, es un sistema diseñado originalmente por el gobierno de los Estados Unidos
para la navegación militar. Hoy en día, es una tecnología accesible
para muchos, bien sea desde un móvil, o un dispositivo portátil de GPS, como
los que se instalan en los coches. Cualquiera de esos terminales puede recibir
las señales que los satélites envían.
Intitute of Physics
señala que hay por lo
menos cuatro satélites de GPS que están visibles en cualquier momento. Cada uno
de ellos trasmite una señal sobre su ubicación en intervalos de tiempo regular. Dichas señales viajan a la
velocidad de la luz y son interceptadas por el «receptor de GPS»,
llámese Sony Xperia, Nokia X, iPhone 5 o Garmin. El receptor calcula a qué
distancia está de cada satélite según el tiempo que le tomó recibir el mensaje.
Debe
hacer esto no sólo con la señal de un satélite, sino con la de al menos tres de
ellos. El receptor debe
«triangular» las señales y
gracias a ellas puede determinar su ubicación. Este proceso es denominado trilateración.
Cuantos más satélites «vea» el dispositivo, mayor será la precisión con la que
la unidad GPS puede determinar dónde se encuentra. Por cierto, los satélites de
GPS cuentan a bordo con un «reloj atómico». Estos relojes son mucho más
precisos que los habituales y dan la hora exacta de la señal.
Hay
otro sistema de posicionamiento
basado en WiFi (WPS). Éste se ultiza cuando el GPS no es
apropiado, como en el interior de un edificio que bloquea la señal. El
posicionamiento WiFi aprovecha los puntos de acceso inalámbricos en las áreas
urbanas. En estos casos se utiliza la intensidad de la señal recibida. Este
sistema se utiliza muchas veces en combinación con el GPS, por eso, es común
que al abrir Google Maps en el móvil, la «app» también recomiende encender el
WiFi del teléfono.
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