La solución al misterio de los
CDs: ¿por qué miden lo que miden los discos y su agujero?
Con
pocas expectativas de futuro, los populares Compact Disc intentan sobrevivir
como pueden, luchando cada día contra los minúsculos 'pendrives', discos
externos, tarjetas de memoria y contra el asunto ese de “la nube” del que todo
el mundo habla. Entre unos y otros, se han propuesto arruinarle la vida al CD,
después de más de 30 años de intachable servicio.
Mientras
el disquete espera con los brazos abiertos en el cementerio de los dispositivos
de almacenamiento la llegada de su redondo compañero, ¿qué mejor que conocer algunos misteriosos detalles
del CD antes de que sea solo una pieza de museo?
Beethoven
y los 12 centímetros
Comercializados
por primera vez en 1982, con la publicación del álbum 'The Visitors', del grupo
sueco ABBA, los CD han permanecido fieles a su estilo: redondos y con un
agujero en medio. Si bien con su aterrizaje en los ordenadores el diámetro
aumentó ligeramente para incrementar la capacidad, el Compact Disc original,
creado por Sony y Philips , tenía 120 milímetros de diámetro.
Obviamente,
esos 12 centímetros de diámetro no son algo aleatorio. Son los necesarios
para que un CD de audio almacene 74
minutos de grabación. Cada segundo grabado requiere de 88.200
bytes, por lo que un minuto completo con una calidad aceptable necesita 5 MB de
espacio. Así, los minutos establecidos por el estándar establecido por Sony y
Philips tras el acuerdo que alcanzaron ambas compañías en la 'Digital Audio
Disc Convention' de Tokio, celebrada en 1978, requerían una capacidad de 350
MB, cantidad que era necesario duplicar para disponer de dos canales para el
sonido estereofónico. Así se llegó a los 700 MB, que se traducen, por las
características de estos discos, en 12 centímetros de diámetro.
Pero,
¿por qué 74 minutos? La respuesta es Beethoven. Aunque hay tres versiones
distintas – lo cual le da un irresistible toque de leyenda urbana -, todo
apunta a que es
la Novena Sinfonía del genio alemán la que marcó la capacidad de los Compact
Disc.
Los
primeros prototipos que preparó el equipo dirigido por Keed Immink (Philips) y
Toshidata Doi (Sony) tenían un diámetro de 11,5 centímetros y capacidad para 60
minutos de grabación- Sin embargo, una peculiar petición procedente de la cúpula de la empresa nipona
marcó las pautas definitivas.
La
última sinfonía completa del compositor alemán era la pieza musical favorita
del por entonces presidente de Sony, Norio Ohga, quien pidió que en un CD
tuviera capacidad
suficiente como para albergar 'la Novena'.
También se dice que fue la mujer de Akio Morita, cofundador de la compañía
japonesa, la que exigió que la pieza del músico alemán cupiera en un CD.
Una
tercera teoría involucra a la Novena Sinfonía, cómo no, y al director de
orquesta Herbert von Karajan.
El austriaco colaboraría a comienzos de los años 80 con la promoción del CD y
realizaba sus grabaciones para PolyGram, una empresa perteneciente a Philips.
Esta parte de la leyenda dice que se tomó la duración de la grabación de la
Novena Sinfonía interpretada por la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida
por Von Karajan.
Sin
embargo, esta grabación dura unos pocos minutos menos. En realidad, Ohga señaló que sentía que el formato
de 60 minutos no era el ideal, y que un CD de 74
minutos permitiría
“abarcar una ópera completa o la Novena Sinfonía de Beethoven completa”.
La
moneda holandesa
Si la
capacidad y el diámetro del CD fueron propuestos por la parte nipona del equipo
creador del disco, el grupo holandés de Philips marcó otro de los detalles más
característicos del Compact Disc.
La
utilidad del agujero central del CD es obvia. Básicamente, sirve para que el
disco gire. Ahora bien, ¿por qué tiene ese tamaño? ¿por qué no más grande o más
pequeño? El motivo parece ser bastante más sencillo y superficial que en el
caso anterior.
El
holandés que eligió el tamaño de este agujero decidió que su diámetro no sería
otro que el de una moneda de su país. Se
trata de la que por entonces era la moneda holandesa de menor valor, conocida
como 'dubbeltje'. Era la décima parte de un
florín y, con la llegada del euro, desapareció. Sin embargo, la moneda de diez
céntimos es ahora conocida con el mismo nombre en los Países Bajos.
El
'dubbeltje' original se fue, no sin antes dejar una honda marca en los
históricos Compact Disc. Y es que en el centro de cada CD hay una pequeña
moneda de diez céntimos de florín que ha pasado de puntillas por la historia de
la tecnología.
Con
información de Albaiges.com, Wikipedia y Snopes.com
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